El Lunes 15 de julio de 2013 madrugamos bastante (la verdad es que entre el ruido y la diferencia horaria apenas dormíamos unas 4 horas), tras desayunar como unos "señores" y leer la información sobre lo que íbamos a ver ese día (Cuevas Batu), nos dirigimos hacia la parada Pasar Seni de al lado de casa, cruzamos por la pasarela sobre las vías hacia Port Klang Line y compramos dos billetes hacia las Cuevas, que por ser centro de peregrinación religiosa tiene un descuento importante y sólo cuesta 1RH/persona (25 cent). El trayecto es de unos 15min (que te los pasas helada para variar) y los trenes salen cada 30min.
Cuando llegas, a unos 30m de la estación de tren, te encuentras un complejo de templos dedicados a las deidades hindús, tan coloridas y diferentes para los occidentales. Imbuido entre unas altísimas montañas calizas llenas de vegetación. Los monos campan a sus anchas, deslizándose por las lianas de las montañas para comer todo lo que les dan los turistas.
Las Cuevas Batu son unas cuevas naturales que constituyen uno de los lugares por excelencia de culto hindú . Acuden más de 1,5 millones de devotos al año y más de 1 millón de turistas, por lo que es importante ir temprano, ya que a las 11 de la mañana está atestado de gente y pierde parte de su encanto y misticismo.
Fueron descubiertas en 1878 por William Hornaday y reciben el nombre del rio Batu. La Cueva Templo o Cueva Catedral tiene más de 400 millones de año de antigüedad y se encuentra en el corazón de una montaña de piedra caliza. Para acceder a ella hay que subir 272 escalones tallados en la roca, sorteando a una jauría de monos traviesos y ladronzuelos, que no dudarán en arrebatarte hábilmente cualquier cosa que lleves en las manos, son todo un espectáculo! (a una chica le quitaron el monedero, a otro las gafas...)
La entrada a la cueva está presidida desde 2006 por una majestuosa e imponente estatua de 42,7m del altura del Dios Murugan, es la más grande del mundo. Este Dios es el hijo de los dioses Shiva y Parvati y es adorado por más de 26 millones de personas alrededor del mundo. Aparece representado como joven y poderoso guerrero, con una lanza , que según cuenta la leyenda, le fue entregada por su madre Parvati el día de Thaipusam, durante el mes de Tamil (enero o febrero de nuestro calendario), para pelear contra el demonio Soorapadam, puesto que Marugan y su espada poseen poderes para matar demonios. A partir del S.XIX este día se convirtió en una importante celebración religiosa donde los devotos se clavan lanzas, cuchillos u otros objetos punzantes en el cuerpo (incluso ganchos con objetos pesados). Las mujeres y los niños llevan diversas ofrendas como leche, flores, limones.etc para pedir su divina protección. Además de la vertiente guerrera, esta deidad simboliza la iluminación y el conocimiento.
El interior de la cueva principal es una pasada, la parte más alta de la cúpula mide unos 100m y está coronada por una apertura que sirve para iluminarla. Encuentras pequeños santuarios por todos los rincones dedicados a diversas deidades.
A las 11 de la mañana nos dispusimos a encontrar un taxi que nos llevara, por un precio asequible, a Templer's Park, está a unos 15 Km de las Cuevas Batu y a 25Km de Kuala Lumpur (no hay transporte público para llegar). Tras regatear un poco (aunque según el chico del hotel, no lo suficiente) acordamos un precio de 20€ por ir y volver y quedarse dos horas esperándonos allí. La verdad es que, aunque nos la pegaran con queso, el sitio mereció muchísimo la pena. Resulta que era época de Ramadán, y este sitio no es nada turístico, así que como un alto porcentaje de población malaya es musulmana, estábamos solos en el lugar (a excepción de un grupillo de 5 chavales "locos perdidos", de los que nos separamos rápidamente para poder disfrutar de la paz y tranquilidad de esta maravilla natural).
La entrada tiene una zona con riachuelos y merenderos, siguiendo un sendero se llega a la zona de las cascadas (en las que puedes bañarte), que están situadas en 7 niveles. El recorrido es una maravilla, en plena naturaleza, rodeados de árboles centenarias y lianas, y como no la muestra de la sinrazón humana (a medida que asciende por los niveles te encuentras con basura...).
Es una pasada poder bañarte en la selva en estas cascadas y completamente solos, vuelves a sentirte en perfecta sincronía con la naturaleza.
Fresquitos, relajados y llenos de paz interior, volvemos al aparcamiento donde el taxista representó el papel de enfadado porque decía que le habíamos dicho una hora y media y no dos, pero en realidad lo que quería era dejarnos en las cuevas en lugar de en China Town de KL. Total a nosotros nos daba igual, el tren era baratísimo y seguramente tardabamos menos que en el coche, así que tranquilizamos al hombre y volvimos al hotel (ah! el tren a la vuelta es más caro 2RH, 50cent).
El resto de la tarde la dedicamos a despedirnos de esta bonita ciudad. Recorrimos los templos chinos de China Town: Guan Yin Temple, Chan See Shue Yuen, Sri Maha Mariamman Temple y Guan Di Temple.
A continuación fuimos a ver el Central Market de KL, al lado de la parada de metro Pasar Seni. Fue construido en 1888, aunque reconstruido en 1970 intentando conservar su elegante estilo art decó. Es un centro comercial dedicado a la artesanía , souvenirs y productos típicos malayos-
Por la tarde-noche suele haber perfonmances y diversas actuaciones.
El siguiente lugar me gustó tanto por el enclave como por la historia, fue el Old Market Square,, situado entre Macao Street y Hokkien Street. Antiguamente este lugar de dominio chino, era testigo de las más bajas pasiones humanas relacionadas con el opio y el juego. En 1885 , la comunidad inglesa llevó a cabo una limpieza de cara de éste mercado declarándolo zona comercial y de recreación. Cabe destacar la fuente victoriana traída de Inglaterra y la torre del reloj.
También queríamos visitar el Triángulo de Oro más a fondo y cual fue nuestra sorpresa cuando encontramos una especie de China Town, en las calles aledañas a Bukit Nanas. Ese barrio lleno de colorido, de vida y de gente en la calle, contrasta con las sofisticadas avenidas rodeadas por elegantes edificios y tiendas de alta costura. Esto pone de manifiesto, una vez más, el mosaico cultural, histórico, social y económico que es ésta ciudad.
Nuestra última cena en éste bonito país, queríamos hacerla en el que había sido nuestro barrio, China Town, en un restaurante de calle, típico de la zona, de esos en los que hay serpientes y ranas en acuarios y la cocina la tienen a la vista de todo. Que puedo decir, nada comparable a lo que solemos comer aquí cuando pedimos comida china...
Y tras estos dos días y medio "superintensos" en KL, solo me queda despedirme de esta fantástica ciudad y esperar que nos volvamos a encontrar en el futuro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario